viernes, 23 de abril de 2010

Futbolitis Crónica

El fútbol es algo que no puedo dejar de consumir.  El periodista deportivo argentino Dante Panzeri, definió al fútbol de la mejor manera posible, según mi punto de vista, titulando a su primer libro ‘Fútbol, dinámica de lo impensado’. Cuando yo escuché esa frase tenía 8 años, y mi forma de ver, disfrutar y analizar el fútbol cambió por completo.  Fue una influencia certera.

Los primeros roces que tuve con el fútbol (que recuerdo) fueron cuando mi papá siempre nos llevaba desde San Borja a San Isidro, al parque Alfonso Ugarte a pelotear.  También cuando íbamos a la ‘guay’ (YMCA o ACJ) a verlo pichanguear a él con sus amigos.  De ahí sigue el recuerdo del primer partido que vi por televisión, fue un partido del Club (colegio) San Agustín, equipo del que primero fui hincha, básicamente por los colores de su camiseta, una huachafería total, que a mis escasos 6 años, llamaron mucho mi atención.  Después recuerdo haber ido muy chico al estadio a ver Cristal vs Boca Juniors, Universitario vs River Plate y a un Alianza Lima vs Sevilla FC, y después de eso, mi corazón se pintó de blanquiazul, hasta el día de mi muerte.

 


Después fueron las eliminatorias de Italia 90 las que cautivaron mi atención.  Nos tocó un grupo de 3 equipos, con Uruguay y Bolivia.  Recuerdo que seguí los partidos, es más, me llevaron al Nacional a ver el Perú vs Bolivia, donde perdimos 2-1 y Balán metió un gol y falló un penal.   La persona que estaba adelante mío me golpeó tan fuerte la nariz celebrando el gol peruano, que terminé llorando a mares.  Cuando cobraron el penal, me fui ilusamente a la escalera más cercana para ver el penal, y así evitar que me golpearan de nuevo, ante un posible y deseado gol.  Tuvieron que pasar unos años para darme cuenta de que las esperanzas que tuve en Balán cuando le tocó patear ese penal, fueron totalmente absurdas, simplemente alimentaron mucho más mi indiferencia por la U, y fue parte de mi aprendizaje futbolístico.

CIAO

En el mundial, como hasta ahora, mi equipo era Argentina, básicamente por Maradona.  Italia 90 fue el primer mundial que vi, seguí y viví.  Mi papá, que viajaba mucho a Italia por trabajo, me había traído el polo de ‘Ciao’, la mascota de Italia 90.  También, llene todo el álbum de figuritas, siendo la del D10S la única que me faltaba, y la cual conseguí en el mercado de Magdalena.  Creo que alguien me explicó quién era Maradona, para que entendiera el por qué era la figurita más difícil, y automáticamente, con esa explicación, me enamoré de la albiceleste.  Me dolió ese gol de Oman Biyik muchísimo, en el partido inaugural en el San Siro, y recuerdo que me cuestionaba después de ese partido, si había sido buena elección Argentina como mi favorito, no concebía que un equipo como Camerún le hubiera ganado, para mi corta edad era algo inconsecuente, según toda la información que había recibido de Argentina hasta ese momento.  Pero igual seguí con ellos, desde el siguiente partido contra la desaparecida Unión Soviética, hasta el penal que Goycochea le tapa a Aldo Serena y les da la clasificación a la final.  No menciono nada más, porque hasta ahora me acuerdo del árbitro mexicano Codesal.  


En Italia 90 aprendí a ser hincha, a estar en las buenas y en las malas con mi equipo, a soñar en grande, a perseverar y a saber de que el fútbol me dará la oportunidad de vivir una felicidad impensada, pero siempre soñada.  Solo Espero que la bicolor y la blanquiazul puedan cumplir ese sueño pronto, para tener las condiciones físicas de poder celebrarlo como se debe.

Desde ese mundial, en el que se consolidó mi pasión por el fútbol, no concibo mi vida sin él.  Es un placer muy grato jugarlo cada vez que se puede, y ver, seguir y vivir el deporte más bonito del mundo.


Nunca dejaré de soñar...

sábado, 27 de febrero de 2010

Dando la hora en el Mundo

Soy un peruano común y corriente, con sueños, ambiciones, fanatismos y ocurrencias.  Una ocurrencia (que para mí es fanatismo puro), es que “I am an Adidas fan”.  Si hubiera un terno marca Adidas, sería el primero en comprármelo.  Otra ocurrencia (que para mí también es fanatismo), es que recontra amo al Perú, mi patria.   Otros fanatismos que tengo es que soy salsero (como pueden comprobarlo en mi post anterior), y me encanta el fútbol y todo lo que hay alrededor de él.

Noten la marca de mi short y mis zapatillas
El nacimiento del "Loquito Adidas"

Mi papá por su trabajo viaja mucho, y cuando yo era chiquito, siempre esperaba, como era costumbre, que abra la maleta cuando regresaba, ya que siempre nos traía regalos.  Y siempre había dentro de su maleta, alguna prenda Adidas… ya sean buzos, polos, shorts, zapatillas, chimpunes, etc.  Las 3 rayas se me quedaron perennes en mi cabeza y en el corazón, y también el logotipo antiguo de Adidas, que era en forma de trébol…. me encanta.



Hace unos 9 años, lo vi a Claudio Pizarro, en una de las tantas veces que venía de Alemania a jugar por la selección, con una casaca de Perú, modelo retro del mundial de Argentina 78, marca Adidas Originals (división de Adidas de moda retro, con el logotipo de trébol).  Apenas la vi, moví cielo y tierra para conseguirla.  Al mes, ya tenía mi casaca Adidas de Peru, era alucinante. 



Definitivamente, aquí en Lima con esa casaca daba la hora.  En la universidad, en reuniones con mis amigos y en los tonos, siempre recibía comentarios de la casaca, todos positivos... también era inevitable recibir miradas, que en su mayoría eran miradas de asombro, y quizás algunas de envidia.

Después de esa casaca, me he comprado 2 casacas Adidas más de Peru, más un polo, y le compre a mi enamorada una casaca y un polo en versión para mujer.  En la casaca de mujer tuve que pagar sobreprecio, y logre conseguirla en una web de Canadá, y pidiendo algunos favores.  La casaca demoró unos 3 meses en llegar a Lima.

Con Katty antes de ir al estadio a ver el Perú vs. Argentina, donde el Loco Vargas hizo la jugada de su vida

Es increíble que las prendas sean Made in Turkey, Made in Cambodia y Made in Vietnam, tengan bordado el Escudo Patrio y la insignia de la Federación Peruana de Futbol, las haya comprado por Internet en EEUU y Canadá, y que no las vendan en Perú.  Cosas de la globalización.


He llevado estas prendas a varias partes del mundo: Nueva York, Frankfurt, Miami, Dubái, Barcelona, Puerto Rico, Valencia, Bogotá, París, Shanghái, Madrid, Venecia, Milán, Abu Dhabi, Las Vegas, Minneapolis y Andorra.  Y en algunos lugares, he tenido anécdotas, que paso a contar.

En el 2006 hice un viaje de vacaciones a Miami y Nueva York.  En Miami, con un amigo, nos fuimos a pasear por South Beach… pero antes comimos en el Hooters de Coconut Grove.  Caminando por Ocean Dr., nos metimos a un sitio cubano, que no recuerdo el nombre.  Hacia algo de viento en Miami, así que me puse mi casaca.  Subimos al segundo piso a tomarnos unas cervezas, y mirando el show desde un balcón, vi a un chico, chato y con el pelo parado, que llegaba y se tomaba fotos con todo el mundo.  Cuando lo vi le dije a mi amigo, te apuesto que es peruano.  Era bien chistoso porque se tomaba fotos con todo el mundo, como si él fuera Mickey Mouse caminando en Disney World... y con los pelos parados.

Con mi primera casaca, en la fachada de la casa donde mataron a Gianni Versace

Fui al baño y cuando salgo me lo cruzo en la puerta, y me comienza a decir en inglés que amaba mi casaca y que le diga dónde me la compré.  I love this jacket, is terrific!, me dijo.  Le dije, huev… yo también soy peruano, así que háblame en castellano.  Era arequipeño el chato.  Le dije que la había comprado en la web de Adidas, pero que había chequeado la semana anterior, y el producto estaba descontinuado.  Me dijo te la compro, te doy  $200.  Le dije que noTe doy $300, le dije nuevamente que no.  A mi me había costado $80, mas $15 del envío a Lima desde EEUU.  No la iba a vender por nada del mundo, era mi casaca… además quien me aseguraba que la iba a volver a conseguir.  Al rato me la crucé a su hermana y fue el mismo tema, porque quería regalársela a su hermano… pero no atraqué por nada del mundo.  Lo más curioso, es que me lo encontré al chato, a la semana siguiente, en un bar de Manhattan, en el barrio de Chelsea.  Según mi prima, que vive allá, eso sucede en NYC una vez en un millón.

Me puse mi otra casaca en un viaje posterior, para pasear por NYC, mi ciudad favorita.  Estaba yo en la 57 con la 5ta, viendo las maravillosas vitrinas de las tiendas, cuando vi la tiendaza de Nike, que le llaman Nike Town.  Me recorrí con paciencia los 6 pisos, era víspera del mundial, así que la decoración relacionada al mundial, era magnífica.  Pero yo dando la contra con mi casaca de Perú (que no iba al mundial), marca Adidas, en el Nike Town de New York City.

En el Nike Town de NYC

En el 5to piso, una chica que estaba con su esposo gringo, me pregunto cuánto costaba mi casaca y en que piso la había conseguido.  Le respondí: la compré por internet, y es marca Adidas, no Nike.  Obviamente por el dejo, era peruana la despistada.  A los 20 minutos, llegó mi prima para encontrarse conmigo e ir a almorzar.  Yo ya le había apostado cuando salí de su casa temprano, que cuando me encontraría con ella para almorzar, por lo menos 1 anécdota relacionada a mi casaca, le iba a contar… y así fue.  Pero no fue todo, nos demoramos 5 minutos en bajar al primer piso, en el ascensor, por todo el tráfico de gente que había.  Mientras eso, yo le contaba a mi prima la anécdota de la casaca, y cuando estábamos saliendo de la tienda, entraba un grupo de 8 chicos, multirracial, que parecía un grupo de amigos de la universidad, algo así.  Entre ellos un rubiecito que tenía pinta de finlandés, que en mi vida pensé que iba a ser peruano.  Apenas me vio, me dijo: que buena casaca causa, de la p… m…, y siguió con sus amigos a ver la tienda.  Esta otra anécdota no necesité contársela a mi prima, ya que ella estaba en primera fila.

En otro viaje, tuve la oportunidad de irme hasta Shanghái, China.  Como de costumbre, en mi maleta, viajaba por lo menos una de mis casaquitas peruchas.  Shanghái está cortada en 2 por el río Huang Pu, a un lado está la zona antigua y al frente la zona moderna, donde predomina el distrito de Pudong.  En la zona antigua, hay un malecón llamado Bund, desde donde puedes ver todo el paisaje del Shanghai moderno, es decir, la Oriental Pearl Tower y todos los rascacielos modernos de la ciudad.  De noche es algo simplemente espectacular por el juego de luces que se crea.  Estaba con mi papá en el Bund, ya que habíamos ido nuevamente de noche, especialmente a tomarnos LA FOTO, incluso habíamos comprado un trípode, para que salga una súper fotazo.  

LA FOTO en Shanghái

Un grupo de chicas y chicos estaba como que haciendo cola para tomarse la foto, y de frente me hablaron en castellano, para pedirme que les tome la foto con el trípode.  Les dije que ya, que no había problema.  Cuando se fueron me dijeron: ¡qué chévere tu chaqueta! Pensamos que no íbamos a encontrar sudamericanos aquí.  Ojalá hagan chaquetas de Colombia también….

He usado mi indumentaria peruana en varios lugares más, a los que he tenido la oportunidad de ir.  Es increíble que haya tenido que buscar por internet en todo el mundo para comprarlas, ya que la única manera de conseguirlas eran bambas en Polvos Azules.  Después de tantos años por fin encontré un lugar en Lima, nuevo, que las vende, pero en poca cantidad y de manera muy caleta.  Solo les puedo decir que es una nueva franquicia Brasilera de artículos deportivos, decoración futbolera y queda en San Isidro.


Espero les guste este relato.  Tengo muchas más anécdotas y experiencias que compartir con ustedes, y espero poder hacerlo pronto... ¡éxitos a todos!




lunes, 1 de febrero de 2010

El primo boricua

Era julio del 2006, como de costumbre yo estaba sentado en mi escritorio como cualquier día de trabajo normal. Un par de meses atrás, había tenido la oportunidad de hacer 2 viajes muy interesantes, uno a EEUU (Miami y Nueva York), y el otro a China (Shanghái). El primero fue por vacaciones y el segundo fue por trabajo. En el primero, me toco estar 8 días en Nueva York, y me enamoré de la ciudad.

Yo soy peruano y gracias al sacrificio de mis padres, disfruto de ciertas comodidades y oportunidades; vivo en el Golf, fui a un colegio británico, estudié Industrial en la de Lima y la mayoría de mis amigos viven en las mejores zonas de la ciudad.

Hay algo que me hace incompatible con muchos integrantes del círculo social que más frecuento, y eso es que nuestros gustos y fanatismos musicales no son los mismos, y hasta podría decir que son extremadamente opuestos. Es más, esa diferencia también ocurre en mi casa y con otros integrantes de mi familia.

Cuando usaba y perdía bastante tiempo importante de mi vida en el Messenger, mi nick era RUBÉN – “salsero all the way”. Como leen, soy un amante de la Salsa hasta los huesos. Y para mí, el más grande de todos los tiempos expresando el concepto e idiosincrasia de la Salsa, es sin duda Héctor Lavoe, el poeta de la calle, el maleante honorario, el rey de la puntualidad… el Jíbaro de Ponce, Puerto Rico… La Voz.

¿Por qué la Salsa?, no lo sé, pero estoy casi seguro que es por todas las veces que de niño y adolescente me tocó ir a Puerto Rico, y las temporadas largas que viví en la isla, por temas familiares. Pero creo que lo más importante fue que inconscientemente seguí a mi corazón para descubrir y definir mi melomanía.

Disculpen el preámbulo, pero ahora debo regresar a cuando estaba sentado en mi escritorio, y seguir con la experiencia que quiero contar… Eran alrededor de las 3pm cuando a mi Bandeja de Entrada entró un mail de mi prima, que vive en Nueva York. El mail solo decía: “You should come”. Adjunto estaba el flyer del 31st NY Salsa Festival, donde informaban que era un Tributo Musical a Héctor Lavoe, con 14 cantantes en escena, a realizarse el sábado 16 de setiembre del 2006, en el mítico Madison Square Garden. Ella me había reenviado un mail que le llegó, ya que por estar en la base de datos del Madison, le llegaban siempre mails donde le daban la oportunidad de comprar online tickets para los shows, un día antes que salgan a la venta… a eso le llaman los gringos “PRESALE”.

Al minuto le respondí, sin consultarlo a nadie: “compra que yo voy”. A los 3 minutos me responde: “acabo de comprar 4 entradas, vamos a ir con mi papa y mamá también”. Faltaban 2 meses para el concierto, y no tenía ni pasaje ni visa (justo había vencido)… pero no dudé ni un segundo de que yo iba a estar ahí, es más, en mi mente me veía loco disfrutando el concierto.



El primer problema era conseguir el pasaje. Como les mencioné, de niño y adolescente, había ido varias veces a Puerto Rico, y yo recordaba que en cada viaje siempre daba el código de viajero frecuente que tenía, para acumular las millas. Es más, en el viaje a EEUU que hice ese mismo año, también lo había hecho. Entonces, la misión era saber cuántas millas tenía, y demostrarle a American Airlines, que yo era el dueño del código de viajero frecuente que tantas veces había dado, pero como había perdido mi AAdvantage card, las millas no eran mías sin antes demostrar lo contrario. La cosa es que después de un trámite engorroso vía web, y de elevar mi paciencia al máximo, logré obtener un password, para revisar mis millas en la web de la aerolínea. Tenía 32 mil millas. Con 30 mil millas acumuladas, tenía un viaje gratis a EEUU, en clase económica. Sólo pagué $70 de impuestos… ¡una ganga!

Para la visa no hubo problema, ya que era como una renovación; además mi vida laboral, económica y sentimental no presentaba ningún vacío como para que me la nieguen, así que estaba todo listo para el gran viaje. Lo que vi en mi mente, era ya una realidad.

Llegué a Newark el jueves 14 de setiembre, muy emocionado. Del viaje anterior, había quedado una invitación pendiente de parte de mi prima; ir a comer al restaurante Nobu de Nueva York. En este restaurante, que dicho sea de paso, es carísimo, famosísimo, galardonadísimo, buenísimo, con mucha influencia de la cocina peruana en su carta, con presencia en casi 20 ciudades importantes del mundo… como todo restaurante 5 tenedores y ultra gourmet, se juega a la comidita. Este 'tentempié' se hizo efectivo en la víspera al concierto, algo así como los previos que todos conocemos cada fin de semana, pero en vez del líquido elemento, como buen peruano, con comida. Además había que hacer la camita para las chelas básicas del concierto.



Tomamos un taxi para ir al concierto. Nueva York es una ciudad enredada y cara para encontrar estacionamiento, sin dejar de mencionar obviamente, el tráfico que hay siempre a toda hora. Ya habíamos gastado 30 minutos de nuestro valioso tiempo buscando dónde dejar el auto, era iluso pensar que íbamos a encontrar estacionamiento cerca al Madison… prácticamente esa zona está superpoblada de gente y negocios… bueno, como todo Nueva York en verdad.

En las inmediaciones, como era obvio y realmente me lo esperaba, los boricuas eran demasiado reconocibles. Polos, gorros y banderas boricuas por doquier. Muchos grupos de gente caminaban hacia el concierto. Por ahí también vi algunas banderas dominicanas, panameñas y 2 ó 3 colombianas. La capacidad de entrada del Madison para conciertos es de 20 mil personas, y este recinto definitivamente se llenó, en la ciudad donde nació la Salsa, para el tributo musical al sonero con más fanáticos de la historia.

Antes de salir hacia el concierto, le comenté a mi prima, que por lo menos un Chimpún, Callao iba a haber. Ella como americana nata que es, me dijo que lo dudaba… “en Nueva York no creo que pase eso, menos en el Madison”, me dijo. Yo ya le había ganado una apuesta, cuando en mi viaje anterior habíamos ido al Copacabana (un histórico y exclusivo salsodromo de Nueva York), y lo vimos tocar en vivo a 'El Canario', y le dije antes que él tocara, que por lo menos un Chimpún, Callao iba a haber. Y el maestro improvisó con el redundado vitoreo chalaco varias veces.




Como no había divisado a ningún paisano en las inmediaciones del concierto, y muchos menos dentro del Madison, comencé a dudar de mi afirmación, y que como salsero, y sobre todo como peruano, quería experimentar, y llenar mi pecho de aire y gritar el ¡Callao! más fuerte y célebre de mi vida, y sentirme más peruano que nunca. Pero como yo había visto en mi mente y además soñado varias veces con que iba a ser el concierto más espectacular de mi vida, no dejé que la expectativa por el concierto, me malograra el mismo. Había ido mentalizado en no fijarme en errores o cosas que siempre faltan, como siempre lo hago en mi vida cotidiana para todo, sino en recibir con humildad el espectáculo, estar vulnerable a la música y de no avergonzarme en expresar mi pasión.

Willie Colón, Cheo Feliciano, Tito Nieves, Ismael Miranda, Tito Rojas, Lalo Rodríguez, Cano Estremera, Domingo Quiñones, Michael Stuart, José Alberto 'El Canario', Eddie Santiago, Gilberto Santa Rosa y la reggeatonera Yvy Queen, bajo la dirección musical de Isidro Infante y con Yomo Toro en el cuatro (instrumento boricua de cuerdas), fueron los artistas encargados del tributo musical. Cada uno de los cantantes interpretó uno de los temas de Lavoe y uno propio.



¿Qué les puedo decir? Si necesito sólo un adjetivo para calificar el concierto, desde mi punto de vista, lo definiría como 'apoteósico'. Grité todas las canciones, bailé, me paré en la silla y hasta lágrimas derramé, de la emoción. Y 'El Canario' (una vez más) y Tito Nieves se acordaron del Callao, y a falta de eso, mencionaron al Perú varias veces, improvisando cuando soneaban. Era tanta mi emoción y la bulla que hacía cuando mencionaban a mi patria y al Callao, que una chica que estaba sentada al lado mío, que más parecía hermana del Cuto Guadalupe, por lo morena oscura que era, se atrevió a tocarme el brazo derecho, y felicitarme con un inglés africano, que era peruano. Cuando vean los vídeos, tienen todo la razón en burlarse de la manera en la que 'canto' (vocifero) las canciones, y de ver cómo el pulso se extingue por segundos al gritar “¡Callao!”, o al escuchar “¡Perú!”.

El Canario - Perú^6
Willie Colón fue el encargado de cerrar la noche con un popurrí de canciones de aquellos éxitos que interpretó junto a su viejo amigo Héctor Lavoe, en la época en la que los dos irrumpieron en el mundo de la Salsa y le regalaron al público canciones que pasaron a formar parte del repertorio clásico de la Salsa. Él invitó a todos los cantantes a que lo acompañen en el canto, para el cierre del concierto. Al final, el maestro de ceremonias del concierto, con su voz salsera y categórica, dice que el After Party era en el Copacabana, con el Gran Combo de Puerto Rico, que curiosamente, la noche anterior había tocado en la Videna de San Luis.



Yo estaba alojado en la casa de mis tíos en Nueva Jersey, y seguirla en el After Party iba a ser complicado. Para mi prima, el soplarse las 4 horas de concierto era más que suficiente para demostrarme cuánto me quiere. No podía obligarla y rogarle a que se siga torturando en el Copacabana escuchando a la Universidad de la Salsa (El Gran Combo de Puerto Rico). De lo bueno, poco; pero para mí había sido demasiado.



Me había tomado unas 7 botellas de plástico de Budweiser a $9 cada una (las botellas son marrones y parecen de vidrio), y estaba con muchas ganas de tomar agua al salir del concierto. Mientras mi prima buscaba parar un taxi, vi en la esquina el clásico carrito de hot dogs, e hice mi cola para comprarme un agua súper helada. De pronto me di cuenta que los 2 tipos delante mío eran peruanos, por el dejo y la forma de hablar criolla y lisurienta. En mi leve borrachera, impulsivamente les iba a hablar y a decirles que yo era peruano también… estaba extasiado de una peruanidad post concierto y encontrarme compatriotas tan lejos de la patria me pareció divertido. Pero antes de hablar me mordí la lengua, ya que caí en cuenta que ellos estaban más borrachos que yo, con tremenda mala facha y que podían aprovecharse de la situación, en mi condición de compatriota y de estar vestido con ropa sport elegante, para hacerme alguna criollada… así que me contuve. Compré mi agua y me fui completito y enterito a casa.

Al día siguiente, en la cena de despedida, comiendo con mis tíos y mi prima en un restaurante puertorriqueño, a petición mía, mi prima me dijo, mientras yo disfrutaba mi Arroz con Gandules: no sabía que tenía un primo boricua”.

2 semanas después, vi en el bloque de espectáculos del noticiero matutino del canal 4, que una cámara peruana había cubierto el concierto, ya que aprovecharon una larga estadía en Nueva York, en la que hicieron muchas notas y que el concierto al que yo fui, había sido parte de ese material.

¡¡¡¡Mil gracias Tania!!!!